Gestión cultural y comunicación

Por Miriam Osorio.

Pensar el término cultura puede traer a nuestra mente una serie de representaciones como su asociación con las bellas artes, el patrimonio intangible, lo distintivo de una sociedad, lo popular,  la  gastronomía entre tantas otras ideas vinculadas al ejercicio de la identidad.

En ese sentido la vastedad de las acepciones confronta a los encargados de la promoción, difusión y conservación de lo cultural con retos que comienzan con las preguntas,  qué se va a gestionar, con la ayuda de qué medios y con qué fines.

Al intentar responder, el gestor cultural se encuentra con  demandas propias de instituciones, grupos artísticos o una comunidad específica  y  en la mayoría de los casos, con la poca disponibilidad de recursos para realizar proyectos; lo cual implica hacer una serie de acrobacias creativas para el logro de verdaderas odiseas que requieren para su éxito  de la comprensión total del fenómeno cultural, sus relaciones e implicaciones

En el caso de la gestión hecha  desde la estructura gubernamental, el panorama cambia, pero no del todo, pues aunque se cuente con el respaldo económico –  a veces no suficiente- y la disposición de otros recursos, los resultados, no son  regularmente los esperados.

La gestión realizada  bajo la óptica de las políticas gubernamentales a veces no tiene claro el camino y menos cuando aún algunas administraciones entienden  en la práctica,  que al promover eventos artísticos se ha cumplido con la tarea total  de  impulsar, difundir  y preservar la  cultura.

La tarea de difundir  y promover la cultura va más allá de  sólo publicar o dar a conocer  las convocatorias vigentes, los eventos del día o direcciones de espacios como museos o casas de cultura, esperando la llegada de público o el aumento de creadores  a la menor provocación. Se requieren acciones coordinadas que logren crear verdadero interés y una  efectiva comunicación con la sociedad en general.

En la mayoría de los casos, los logros y acciones e información  se difunden en revistas especializadas e informes de gobierno estatales o se dan a conocer en los medios sin una estrategia clara que incluya  a la comunicación  y no  a la transmisión de mensajes como eje fundamental.

De ahí que las estrategias de comunicación desempeñen en la gestión cultural un papel importante, pues su correcta planificación y aplicación garantizan la fluidez de los proyectos, la difusión de los contenidos e incluso la retroalimentación.

Por otra parte, los canales de comunicación mientras más diversificados sean, más probabilidades tienen de encontrar eco en la población, de ahí que las instituciones gubernamentales consideren en sus políticas el uso de los medios, incluidos los digitales. Cabe señalar que a pesar del avance de la penetración de Internet en el país (México) y sus administraciones, las estrategias para usarlo efectivamente,  están en desarrollo.

La información en Internet, está presente, pero aún los esfuerzos  por dar a conocer  los avances en materia cultural  son muy escasos, además de que  la mayor parte del universo de información digitalizada es poco accesible pues  sigue bajo resguardo en bibliotecas, archivos estatales y otros sitios que es necesario visitar para consultarlos.

Ejemplo de  la falta de la gestión  en Internet (caso mexicano), es la poca información sobre aspectos culturales de los estados  en portales gubernamentales, aún cuando ya están considerados  en las  políticas: el impulso a las industrias culturales y el uso de las nuevas tecnologías para difundir la cultura. En muchos de los casos, las administraciones  vinculan la cultura al turismo- relación que si promueve la economía estatal- pero se olvidan de promover otras industrias culturales.

Por lo anterior, es necesario que las administraciones estatales presten atención a las políticas culturales para  que trasladen su contenido del papel a la población y no descuiden el aspecto de la planeación estratégica en medios para lograr que los mensajes no sólo sean escuchados, sino también sean  adoptados de tal forma que la sociedad en su conjunto se involucre en el quehacer cultural de su comunidad.

También hay que anotar que no toda la responsabilidad del ámbito cultural radica en la actuación de las instituciones gubernamentales, pues es necesario el involucramiento de la sociedad civil, artistas e iniciativa privada, para promover lo que podríamos llamar gobernanza cultural.

Para generar esta gobernanza, es imprescindible la generación de redes de interesados en la cultura, para que cada quien desde su campo de acción e influencia comparta y contagie el ánimo de crear y difundir lo propio, ya sean sus raíces, trabajos artísticos o la riqueza de una lengua.