Comunicación intergeneracional

Por Miriam Osorio

  • Cuando la distancia está en los códigos

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La comunicación entre generaciones ha sido abordada por la psicología desde la perspectiva relacional, fortaleza de  vínculos e influencia del medio.

La Doctora en Psicología de Comunicación, María Àngels Viladot i Presas  considera que  “debemos tener en cuenta que conviven en la sociedad de dos a tres generaciones con unas diferencias temporales de sesenta a noventa años y por tanto es natural que pueda haber diferencias importantes. De hecho, podríamos afirmar que las generaciones son grupos culturales distintos y como tales tienen unas creencias, valores, códigos lingüísticos y preocupaciones diferentes”.

Desde las ciencias de la comunicación,  la diferencia en el manejo de códigos es un factor detonante para que las personas se autoexcluyan o sean excluidas  de conversaciones intergeneracionales, más allá del factor relación familiar, costumbres o tabúes.

Por naturaleza propia del envejecimiento generacional, las brechas comunicacionales se establecen a partir del uso de códigos lingüísticos distintos. No sólo en caso del uso de lenguaje relacionado con las nuevas tecnologías o los argots juveniles, que en busca de mayor privacidad suelen utilizarse para evitar que los  padres de familia comprendan sus mensajes. Las distancias en los códigos, también están vinculadas con factores de pertenencia y exclusión social (clase o grupo social, tribu urbana, etc).

Las barreras lingüísticas intergeneracionales son alimentadas por la capacidad de  adaptación al medio social;  si se tiene poco contacto con los medios actuales, se producen intercambios pobres con otras personas, incluso de edades similares (comunicación interpersonal) y se dejan de aprender nuevos términos, la incomunicación está garantizada.

Las nuevas generaciones se desarrollan en paralelo con el avance de plataformas multimediales, están  comunicándose cada vez por más canales y son capaces de aprender distintos códigos (escritura para Messenger, para metroflog, celular, tareas escolares, etc.). Sin embargo las generaciones con mayor edad son excluidas, ya sea por voluntad propia y la idea “soy demasiado grande para aprender “ó  por los jóvenes que evitan enseñar los nuevos códigos a sus padres o abuelos.

En otros casos, los códigos dejan de ser accesibles, pues el uso del mismo lenguaje dejó de ser posible en algunas familias, cuyos abuelos hablan exclusivamente algún idioma o dialecto propio de su región  y los padres,  quienes podían entenderlo, ya no lo transmitieron a sus hijos, cerrando canales de comunicación entre  abuelos y nietos.

Las consecuencias más sensibles de la fractura en la comunicación intergeneracional, son tal vez, la pérdida de la transmisión del capital  cultural de los mayores, acompañada del debilitamiento de la identidad y la desvinculación de los miembros de una familia.

Ante tal panorama, me pregunto ¿Cómo facilitar canales de comunicación intergeneracionales? ¿Tarea de quién es? ¿Seguiremos siendo una sociedad que aísla a sus personas en sitios exclusivos para grupos de edad? ¿Seguiremos viviendo bajo un mismo techo y sintonizando un canal distinto, frente a un monitor diferente y escuchando desde un dispositivo móvil algo más, sin cruzar palabras con la persona que está junto a nosotros? ¿Continuaremos conversando sólo con quien sí entiende nuestro lenguaje?