El mejor cimiento que podemos tener para una empresa dentro de un mercado competitivo se llama filosofía.

El formar un lazo con nuestros clientes respaldado por un gran servicio en calidad, propositivo y eficiente, deberá ser nuestra prioridad

Por L.C.. Daniel Fajardo

Administrar una empresa dentro de un ramo que cada vez es más competido como es el caso de la comunicación, ha hecho que constantemente en mi administración tenga que mirar hacia muchos puntos que permitan que la empresa no sólo se mantenga a flote como el fue el caso de la tormenta económica del año pasado, sino que cada día se puede ir de frente hacia esa meta que todos deseamos, la consolidación de la misma.

El contacto con diversas firmas y las distintas problemáticas que he observado en cada una de las empresas a las que brindamos consultoría nos ha permitido, sin generalizar, construir una filosofía de servicio con la que hemos conseguido cada día más clientes que se sumen a nuestra familia, y aunque inicié citando la experiencia en nuestra propia empresa, estas inquietudes no son ajenas a ninguna empresa comercial.

Cuando se trata de ventas, todas las empresas deben tener una filosofía enfocada en la parte comercial y a continuación he trabajado algunos puntos, surgidos en mi propia administración tanto de mi empresa como de las firmas a las que he brindo consultoría y creo pueden ser muy importantes y que apuntarán como una fuerte base para la creación de una propia filosofía empresarial.

¿Quién es nuestra competencia?: Surgió de una reciente exposición frente a un grupo universitario cuando, a manera de cierre, hablaba acerca de las posibilidades de los publicistas y el perfil que debe tener un profesional para poder dedicarse a esto, y mencionaba un tanto basado en mi experiencia personal, que lo que se busca es que los integrantes de una organización sean 100% competitivos. La competitividad no te lleva a mirar lo que hace otra persona, en el caso de nuestra agencia como siempre les he mencionado buscamos personas que compitan consigo mismas, con ser mejores cada día porque si logras despertar esta forma de ver el mundo en tus colaboradores, el nivel de calidad de la empresa será muy amplio.

Las empresas debemos competir con nosotras mismas, el éxito en un proyecto deberá ser la nueva medida que lleve a una mejora de resultados en los productos o servicios que ofertamos. El riesgo de observar uno que otro competidor nos hace crear estrategias que permitan contrarrestar los esfuerzos de la competencia, pero ¿Por qué ser respuesta cuando podemos ser tendencia?

Seamos nosotros los competitivos y que sean otros los que sigan nuestros pasos.

La meta de cada día es… Con respecto a este punto, es vital para cualquier empresa definirla. Gran parte de las municiones deberán estar enfocadas hacia el desarrollo de técnicas, revisión de procesos, evaluación de productos o servicios y todo aquello que permita que la organización pueda realizar mejor su trabajo a cada día. Si seguimos esta línea personal, la empresa deberá enfocarse en ver las maneras de que el producto o servicio que ofrezca sea cada vez de mayor calidad. Esta meta será una reflexión diaria que los responsables de departamentos y gerencias deberán tener como práctica al terminar su día.

Ser trabajador no lo es todo: El tener la capacidad para permanecer muchísimas horas en la oficina, incluir fines de semana en nuestra jornada laboral o bien darlo todo por nuestros clientes no implicará un grado de excelencia cuando la formula no tiene el binomio “bien y rápido”

Los clientes buscan inmediatez en la solución de sus problemas y una certeza casi infalible para las acciones que se tomen para el mismo.

Por ello es importante en las organizaciones contar con un espacio para poder definir las estrategias que puedan conseguir, como una práctica diaria, este binomio.

Comunicación y propuesta: La clave de todos estos procesos incluirá muchísima comunicación con nuestros clientes, debemos establecer mecanismos de contacto con los mismos ya sea mediante encuestas, llamadas de teléfono, juntas, observación, todo lo que sea para poder siempre mantener un canal con nuestro cliente. Escuchar sus necesidades será un estrategia atinada ya que muchas veces nos presentamos como ofertadotes de servicios pero ¿cuántos de estos están realmente diseñados para atender a nuestros clientes no sólo en sus necesidades más esenciales sino además en las que puedan surgir día con día?

De eso se trata personalizar un servicio o un producto, de saber escuchar.

El siguiente paso deberá ser la propuesta, la cual siempre buscará sumar una solución a los requerimientos de los clientes, una empresa sin propuesta, es inamovible, y lo que los clientes necesitan son empresas cálidas, humanas y consentidoras.

El formar un lazo con nuestros clientes respaldado por un gran servicio en calidad, propositivo y eficiente, deberá ser nuestra prioridad, son los tres argumentos más poderosos que en mi experiencia he podido observar como una llave no sólo para abrirse puertas, sino para conseguir la lealtad a nuestra marca. Estos argumentos serán las cartas fuertes que podremos jugar en este alto nivel de competencia que sin duda, bien utilizados serán un fuerte argumento que no sólo permitan defendernos de las situaciones que se presenten en nuestro contexto, sino que nos permitan desarrollar una filosofía empresarial orientada al crecimiento y desarrollo de toda organización.